Gracias por tu visita

Desde el rincón para reflexionar te pedimos tu apoyo, sólo te pedimos que nos ayudes con los anuncios para poder seguir adelante con nuestro trabajo y seguir creciendo.
Un solo clic en un anuncio nos ayuda mucho para seguir adelante.
Y si te gusta el contenido danos un Like

"Un pequeño esfuerzo equivale a un gran resultado"
Gracias por tu ayuda
siguenos en facebook

ME GUSTA

sábado, 31 de octubre de 2015

Mi teléfono acariciaba tus momentos








Carta erótica


Se que prometí no escribir estas letras. Se que me pediste distancia para poder hacer tu vida, y que esto terminara igual que empezó, en un susurro, de la manera imperceptible que se vino a nuestra vida, de igual manera.
No puedo contener por más tiempo este ardor en el pecho que me impulsa una y otra vez de manera desmedida a escribirte, a contarte en esta distancia indeseada e indeseable lo que mi mente turba y lo que mi cuerpo pide a voces.

Se vino un suspiro y en forma de palabra se hizo presente tu voz en mi voz, a través de un teléfono.
Las palabras dejaron paso a las imágenes, a la complicidad, a la intimidad, a compartir fantasías a escondidas, a admirar la decisión en todo lo que acompaña tu mirada, y a adornarlo de la única forma que mi mente sabe.
Mi teléfono acariciaba tus momentos, tu intimidad forzada en la cama revuelta, el deseo en forma de piel desnuda. Mi calor se hacia presente a cada palabra que prendía de un mensaje, a cada sonido en cada respuesta en forma de foto indiscreta, en forma de lujuria deseada.
Mi corazón desbocado confundía a tu juicio, deseo con amor.
Mi mundo desaparecía por momentos, al estar contigo y tus manos resbalando por mi piel buscando todos los rincones de mi cuerpo,  me tocas suavemente con tus manos, y no puedes contener el deseo de tenerme, besas todo mi cuerpo con pasión pasando tus labios con ternura por mi piel, buscas las partes de mi cuerpo que sabes que me excitan y me encienden como un volcán.

Te deseaba, te amaba como quizá se debiera amar a una esposa.
Tus preguntas me hacían cuestionar todos y cada uno de mis momentos, de mis sentimientos, de mi acalorado lamento, de las imágenes que furtivas y puntuales se acudían a mi cabeza cada noche en la lejana cama, cada momento que mis obligaciones me requerían para hacerme presente en el interior de mi pareja y pintaba de tu piel canela mis caricias para llegar al orgasmo.

Y tu imagen se hizo carne. Y el tiempo se congeló en mi mundo. Mi torpeza se hizo presente en la distancia corta tras comernos a besos en la escasa distancia de un ascensor, y seguirte en la entrada que debía dejar nuestros mundos fuera, mas no lo hizo.
Subir tu falda, acariciar tus nalgas rozando con mis manos tus pechos, al tiempo que tu lengua se hundía más y más en mi interior y tus manos buscaban librarme de la ropa.

Tumbarte en la cama sin más acompañamiento que las medias y el mínimo tanga. Librarte de él con pericia, y dejar hacer a mi lengua, entenderse con tu deseo, hacer que te retuerzas en la cama hasta explotar una y otra vez
Penetrarte de mil formas, derrumbarme a la pericia de tus manos, en tu pecho, y que la estupidez se hiciera presente para no entender los momentos.


Recuerdo con cariño, la última vez que pude ser yo entre tus brazos, dónde me sentiste como tuyo, como debía ser cada vez que abandonábamos nuestra vida insulsa y de convencionalismo obligacional y rutinario, para entregarnos a la novela que habíamos construido fuera de palabras y clichés estúpidos.

Tu mínimo short vaquero que me dejó sin aliento. Tu cuerpo menudo sobre el mío en aquel sofá marcado de extrañas manchas que nos hicieron reír. Tu sexo depilado rozando el mío con la lentitud que necesita el buen sexo, con la presteza de dos buenos amantes que desean cada centímetro de su piel, con la pericia de quien sabe lo que quiere y lo que quiere su amante.
Tus pechos a mis manos, prestos, tus orgasmos repetidos al tacto de mis dedos.
El olvido se hizo presente en esa sala, al fin, durante dos horas.

Las palabras se vistieron de sinceridad, de realidad, de cariño. Los ojos se humedecieron, los labios se besaron con menos calor y más cariño.
Esta vez mi hidalguía penetró tu templo más allá de protecciones y de miedos. Y al final, de nuevo apareció el miedo en forma de presión sanguínea y la soledad se hizo presa de nosotros.





Se que mi lugar ha sido ocupado. Que ya no quieres que sean mis dedos los que acaricien tu baile, en nuestro ático.
Que el café recién hecho, y el zumo de la mañana sean los que se mezclen con el aroma a lujuria de nuestros labios. Que tu camino ha optado por cansarse de ser andado por mis pasos, y ha buscado de otras botas con las que correr tus campos.
Más mi deseo, sigue intacto. Sigue presente mi erección potente al pensar en tu imagen bailando y desnudándose frente a mí.
En mi pene siendo masturbado al tiempo que tus dedos llaman a la puerta del orgasmo cuando por las noches tenemos sexo telefónico
Y mi pecho no te olvida, como no olvido mis errores, ni mi dignidad me permite regresar a tu puerta, como un perro abandonado.

Me quedan estas cartas, estas letras, mil canciones, una historia, tu recuerdo y mi deseo, para seguirte cantando. Para acariciar tu recuerdo en la distancia rastrera que nos mantiene separados, en la distancia de kilómetros e historias, que no quiso que entendiéramos los tiempos, que pudiéramos amarnos, que fuéramos mujer y hombre al cabo, besando, deseando, amando.
Que fuéramos dos cuerpos entregados al placer sin más, y que no acabáramos pensando.




Te escribo desde mi habitación rodeado de cuatro tristes paredes escuchando nuestra canción.
Ahora soy yo el que espero, pintando las historias que queremos. No me importa el tiempo, se que tu deseo a nuestra puerta acabará llamando… porque sólo mis palabras te estremecen, sólo mi caricia te hace llegar a hablar con el propio diablo, sólo mi lengua te acalora de tal manera que mi sexo explore tus rincones jamás explorados.

Tranquilo espero el momento. No habrá lugar para volver a recordarlo. Lo seguiré escribiendo, aunque no quieras leerlo, y tus ojos jamás quieran volver a entornarse al contacto con mis letras, al sonido de mis labios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Publi