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jueves, 12 de noviembre de 2015

Alicia














Alicia

Sus padres la despertaron aquel dia a las 8:30, advirtiendola de que se vistiera pues estaba por llegar el hombre del ayuntamiento, a revisar unos asuntos de su padre, y debia abrirle ella la puerta por que ellos no estarían en casa.
Alicia remoloneo demasiado en la cama, perdió la cuenta del tiempo y se quedo dormida.


El timbre de la puerta la despertó, asustandola y haciendola saltar de la cama. En camisón, poniendose una bata y en calcetines, bajo corriendo las escaleras y abrió la puerta, echandose a un lado sin preguntar quien era.

Una colonia que no reconoció, pero que la excitó al instante, la envolvió, y sus ojos se encontraron con un hombre de su estatura, de la edad de su padre, afeitado. En su pelo negro se comenzaba a entrever canas.
Sus ojos castaños la miraron y una simpática sonrisa se dibujo en su rostro. Aquel hombre tenía algo paternal y muy masculino que la hizo atrajo al instante.


El hombre trato de disimular su sorpresa cuando Alicia le abrió la puerta, sujetándose con una mano la bata y con el pelo ligeramente despeinado. Supuso que lo había peinado con sus manos y que la habia despertado.
Aturdida, Alicia le devolvió la sonrisa y ambos hablaron a la vez. Tartamudeando, Alicia le pregunto si era el sr. del ayuntamiento al mismo tiempo que él se identificaba. Los dos sonrieron de nuevo y sintieron una atracción repentina por el otro.

Alicia se apartó a un lado para dejarle pasar y la colonia que él usaba la impulso, irracionalmente, al deseo de besarle. Él, al mismo tiempo, la miro de reojo. Temblaba por el frío de la mañana, arrebujada en su bata, intentado cubrirse sin éxito. Estaba sonrojada, de la vergüenza de que la viera así. Y notó algo más. Algo que llegó a su mente a través de su instinto. Que ella le deseaba.
Él se sorprendió deseandola también. Deseando abrazarla, y algo mas.
Alicia le guió al salón y le observó trabajar, peinándose con los dedos y acomodándose la bata. Él no dejó de percibir su presencia a sus espaldas, mas concentrado en ella que en los papeles.


El no sabia que hacer. Pero, cuando se dio la vuelta, ella se hallaba tan cerca de el que no tuvo que hacer nada. Vio el deseo brillando en los ojos de Alicia, como ella recorria su cuerpo y se detenía brevemente en su entrepierna, dejando caer los brazos a ambos lados de su cuerpo y que su bata se abriera. El contempló su rostro sonrojado y sin maquillar, todavía ligeramente despeinada, sus pezones levemente marcados bajo el camisón blanco y como este le caía hasta un poco mas arriba de las rodillas.
La tomo de la cintura, echó a un lado los papeles y la sentó en la mesa, le subió hasta la cintura el camisón, y metió sus dedos bajo las bragas de Alicia. Sintió su vagina, cálida, mojada y suave.
Alicia le abrazó pasando sus brazos sobre los hombros de él y abriendo sus piernas, dándole completo acceso a su cuerpo.


Ninguno dijo nada. El sintió como ella suspiraba muy cerca de su oreja cuando, primero uno para tantear y luego el otro para abrirla mas, dos dedos entraron en su vagina. En ese momento, mientras sus dedos acariciaban el interior de Alicia y su pulgar trazaba círculos sobre su clítoris, descubrió que ella no gemía. Como mucho suspiraba, o murmuraba palabras incoherentes mientras él sacaba y metía sus dedos en su vagina y presionaba su clítoris, cada vez más rápido.

Momentos mas tarde, Alicia comenzó a mover despacio la cintura hacia la mano del hombre. El la escuchaba jadear contra su cuello, notaba sus muslos temblar, sentía su cuerpo contraerse con los espasmos de un rápido orgasmo.

La abrazo fuerte con su brazo libre, sin detener el movimiento de sus dedos en su vagina, ahora mas lento. Ella se estremeció un par de veces mas, con la respiración acelerada y la piel mas caliente.
La vagina casi ardía. Se había corrido tan pronto...




Entonces, él temió la reacción de la chica, que no parecía tener mas de 20 años. No podía adivinar lo que ella haría, si lo denunciaría o lo echaría de la casa. Sin embargo, para nada se esperaba la reacción de Alicia.
Ella mordió su oreja juguetonamente y la lamió. Aun sentía su respiración acelerada.
Sin decirle nada, bajó de la mesa, le tomó de la mano y lo llevó escaleras arriba.
El dormitorio de Alicia estaba hecho un desastre, con la ropa sobre la silla, la mesa llena de papeles y la cama sin hacer. Ella se quitó el camisón, dejandole ver su cuerpo completamente desnudo, sus pechos respingones
de pequeños pezones, su vientre plano, su vagina depilada. Alicia se puso a cuatro sobre la cama y movió un poquito su trasero, provocativamente.
El no sabia que hacer y dudó en la puerta. Contempló la pálida piel de Alicia, tersa y sin manchas, solo unas pocas pecas esparcidas por su espalda.

Alicia agarró sus propias nalgas y abrió su culito, dejandole ver al hombre su vagina, los labios de esta abiertos y mojados, y su ano. Se le ofrecía y el no pudo rechazarla.

Se bajo la cremallera del pantalón y sacó su pene, completamente erecto. Se acercó a ella, la tomó de la cintura con firmeza y la arrastró con suavidad al borde de la cama. Ella arqueó la espalda, poniendo su culo a la
altura de la cintura del hombre. Lo frotó contra su pene, provocándole más hasta que él lo agarró y lo empujo hacia el interior de la húmeda vagina de Alicia. Entró sin problemas hasta el fondo.
Alicia sintió el roce de sus testículos, y su pene llenándola entera. Movía su culo despacio, jadeando un poco, con la cabeza apoyada en la cama, mientras él no hacia movimiento alguno. Miraba como su pene aparecía y
desaparecía entre las nalgas de Alicia, la curvatura de su espalda, sus pechos aplastados contra la cama. Le apetecía agarrarlos y estrujarlos con sus manos. En vez de eso, apretó las nalgas de Alicia, con fuerza pero sin hacerla daño, dejandole una tenue marca de sus manos.




Luego, cuando le resultó imposible seguir conteniéndose, él también empezó a moverse, con energía y rítmicamente, sacando su pene y empujándolo cada vez mas adentro, penetrándola hasta que consiguió arrancarle un gemido, ahogado entre las sábanas a las que sus manos se aferraban. Sintió palpitar la vagina de Alicia, su cuerpo temblaba. El la agarró con más firmeza y la continuó penetrando mas y mas, mientras ella se estremecía sin control en un largo orgasmo.

Momentos después su pene se salió de la palpitante vagina de Alicia. De entre sus labios abiertos salió una gota de semen, que calló en la cama. El cuerpo de Alicia se desplomó. Tumbada boca abajo, se durmió antes de que el hombre del ayuntamiento cerrara la puerta de su habitación con cuidado y se marchara para siempre de su casa y de su vida.

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