Sombras
Es frecuente encontrarnos pensando en cosas que ya no deberían importarnos o sintiendo algo que no deberíamos sentir. A veces los recuerdos son como sombras que nos persiguen, que se suben a nuestra espalda y que nos impiden seguir.
Estas sombras a veces son tan tormentosas que bloquean nuestra alma. O sea, se convierten en esa piedra con la que tropezamos una y otra vez, con la que nos “encariñamos pero detestamos”. Deseamos no tenerla en nuestra vida pero, sin embargo, no nos imaginamos la existencia sin ella.
Resulta bastante insensato pensar que puedes amar de verdad algo con lo que te tropiezas y te haces daño.
Y es que en realidad el tiempo te hace entender que superar el pasado no consiste en olvidarlo, sino en comprenderlo.
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